109. The Fisherman


No solo del mercado vive el ser humano, todavía hay quien, y no siempre por necesidad, se lanza desde primera hora de la mañana en busca de su sustento, pan viejo, una caña y paciencia para cansar a los peces, que guiados por el sonar de tripas se lanzan a por el bocado más fácil de su vida, sin saber que momentos después ellos serán el almuerzo.
Y así, hora tras hora, el balde se va llenando (con suerte) de diversos manjares que aliviaran, por ese día el crepitar de un estomago hambriento y cansado de la larga jornada bajo el inclemente sol para, y quizás sea lo más seguro, volver a madrugar en pos de otra vieja, cherne o sarguito que llevarse a la boca, comenzando el ciclo día tras día, pero como muchos dicen, al menos tengo con que callar el hambre.
Espero que tanto el retratado, como los que hoy me lean, solo practiquen la pesca por la simple razón del hobby y no por tener que alimentarse
Espero que pasen una feliz noche de viernes
Yo como ya es costumbre, me despido hasta mañana
Gabo Monzón

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